Breve historia del Budismo Zen
El Buda Shakyamuni practicó el yoga de la época durante doce años desde el momento en el que decidió renunciar al mundo. A través de esta ascesis y de toda una serie de ejercicios psico-físicos, se entrenó a la indiferencia ante los estímulos del exterior y al control del menor movimiento de su propia mente. Visitó a los santos y se entrevistó con grandes eruditos, recorriendo los cuatro rincones del país. Pero, en definitiva, el Buda no consiguió a través del yoga y la ascesis encontrar respuesta a preguntas esenciales: ¿Cuál es la causa del dolor y del sufrimiento que experimentamos los seres humanos? ¿Qué es el ser humano? ¿Cuál es la naturaleza de la realidad?
Buda abandonó el ascetismo, se sentó tranquilamente en meditación, cruzó las piernas, se concentró en la postura y en la respiración. Durante el amanecer del octavo día alcanzó un nivel superior de conciencia al ver el resplandor de una estrella. Se convirtió en Buddha, aquel que se ha despertado. Buda encontró su verdadera naturaleza en el universo y una regla de existencia para todos los seres humanos.
El Zen fue introducido en China por Bodhidharma, maestro que representaba la vigésimo octava generación de discípulos del Buda. China estaba dividida en esta época en estados rivales. El desorden reinaba por todas partes debido al desgarro que producía la lucha por el poder. El país se encontraba sometido a los tiranos y ensangrentado por las rebeliones.
La dinastía de los Liang reinaba sobre uno de los estados de la antigua China. El emperador Wu, jefe de esta dinastía, budista ardiente, oyó hablar de Bodhidharma y le recibió en su palacio. A la pregunta de Wu: “¿Cuál es el principio fundamental del budismo?” Bodhidharma respondió: “Un vacío inmenso. Un cielo claro. Un cielo en el que no se distinguen los iluminados de los ignorantes. El mundo mismo tal y como es”.
Wu, a pesar de que era un budista ferviente, no comprendió el mensaje de Bodhidharma y este último supo que la hora de difundir el Zen en China no había llegado aún, por lo cual cruzó el río Yangtsé y se retiró en las montañas septentrionales, en el templo Shorin.
Siglos después, a partir del sexto ancestro Huineng (638-713), el Chan-Zen se extendería por toda China a través de sus cinco escuelas principales: caodong (j. sôtô), linji (j. rinzai), guiyan (j. ygyô), yunmen (j. ummon), fayan (j. hôgen).
En Japón sólo las escuelas rinzai (ch. linji)) y sôtô (ch. caodong) alcanzaron una implantación importante, la primera debido a Eisai y la segunda a Dôgen y Keizan. La tradición rinzai está basada en una disciplina estricta destinada a desarticular las creaciones mentales. El koan, o pregunta enigmática de difícil resolución, adquiere una gran importancia y su resolución, más allá del intelecto, conduce a la experiencia del satori.
La tradición sôtô quiere antes que nada concentrarse sobre la Vía del Buda, es decir, seguir la vida cotidiana del Buda, avanzando continuamente en la realización gracias a la práctica diaria, sin esperar nada especial. La esencia de la escuela sôtô es shikantaza, la práctica de la meditación sedente en un compromiso total.
Con Eihei Dôgen (1200-1254) la tradición sôtô y la esencia misma del budismo alcanzan un grado de madurez y precisión difícil de encontrar en otras épocas. Su obra maestra, el Shôbogenzo es una pieza imprescindible para comprender el budismo y la esencia de toda la civilización oriental.
El maestro zen Keizan Jokin (1268–1325) estudió Zen con el maestro Koun Ejo, primer sucesor de Dogen, y prosiguió luego sus estudios con el maestro Tettsu Gikai, sucesor de Ejo en Eihei-ji. El maestro Keizan es una figura fundamental de la tradición Zen japonesa, comparable sólo al gran maestro Dogen. Desempeñó un papel fundamental en el desarrollo y expansión del Soto Zen japonés, por lo que mereció el título de Gran Ancestro
El Zen ha ejercido una influencia profunda en la vida cotidiana del pueblo japonés. Esta influencia puede apreciarse en cualquier aspecto de la vida japonesa: alimentación, vestidos, pintura, caligrafía, arquitectura, teatro, música, jardinería, decoración, etc.
Aun hoy día, a pesar de que muchos japoneses no saben qué es el Zen, en sus comportamientos y manifestaciones puede verse la impronta dejada en la idiosincrasia japonesa por esta enseñanza.